Una
vez más parece que el entorno, más que la herencia, fue el factor determinante.
Sebastian, como la mayoría de sus parientes, había encontrado empleo en
Turingia y los territorios vecinos inmediatos, aventurándose raramente más
allá. Con él, el arroyo se había ensanchado hasta formar un río que nutría toda
aquella tierra. Pero las instituciones que habían apoyado a los Bach (y que los
Bach habían apoyado) - la Kantorei y las cortes menores – estaban en
decadencia, mientras que la creación municipal y pública de la música, a la
cual J.S. Bach y sus hijos (sobre todo Johann Christian) hicieron importantes
contribuciones, estaba en ascenso. El hijo mayor de Bach, Friedemann, estaba a
decir de todos, por lo menos tan bien dotado de talento como sus hermanos
menores. El que no consiguiera desarrollar plenamente ese talento pudo ser
consecuencia de una debilidad de carácter, como se ha sugerido con frecuencia,
pero también tuvo que tener algo que ver con el hecho que, en su calidad de
organista de Dresde y después en Halle, su órbita y sus aspiraciones siguieron
siendo las de su padre (su cargo en la Marktkirche de Halle era en realidad el
que su padre había declinado unos treinta y dos años antes). El éxito de Emanuel
y Johann Christian, por otra parte, puede atribuirse a haber buscado nuevas áreas
(tanto geográfica como artísticamente) en las cuales desarrollar sus dones. El
nombramiento de Emanuel como clavecinista de la corte de Federico el Grande en
Berlín, lo puso en contacto con una variedad de músicos y estilos musicales solo
limitada por los gustos del propio Federico. Su discípulo y medio hermano
Johann Christian se apartó aún más de las tradiciones familiares visitando
Italia, convirtiéndose al catolicismo romano, convirtiéndose en masón y pasando
la última y más fecunda época de su vida en Inglaterra.
John Butt - Vida de Bach
Wilhelm Friedeman Bach
Klavier Sonate in G Dur, Fk. 7: II. Lamento (1775)
Julia Brown
Eugen Cicero
Rokoko-Jazz 2(1987)
Friedeman's Lamento in E minor
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